"You can always tell when you study the life of a prophet that the Lord has had His hand in his life from the beginning," says Sheri Dew, author of Go Forward with Faith. She also wrote the first biography of Ezra Taft Benson.

President Hinckley made his own time available for interviews and feedback and allowed Sheri to interview his family, personal friends, and colleagues, including both of his counselors in the First Presidency and each member of the Quorum of the Twelve Apostles. He also made available personal writings, including talks, records, and journals, as well as personal and family photographs.

Sheri Dew has traveled extensively in the process of preparing this biography, including making a trip to the British Isles and Asia for the dedication of the Hong Kong Temple. "Temple work is a passion with him," she says. "He has been involved with the dedication or rededication of forty-three of the forty-eight existing temples. To dedicate a temple in Hong Kong was a dream come true for him, as he has worked for over thirty years with the Saints there." Elder Neal A. Maxwell has stated that "President Hinckley is helping to lead the Church out of obscurity. . . . He has marvelous gifts of expression that enable him to present our message in a way that appeals to people everywhere." President Hinckley's influence on Church growth has become increasingly apparent in recent years.

When Elder Gordon B. Hinckley first visited Asia in 1960, the Church had only two missions serving that vast continent. Tiny branches of Saints, a dozen here, twenty there, met in members' living rooms and rented halls. There were no stakes. But his optimistic nature filled him with a vision of the potential for spreading the gospel in this area of the world. Indeed, in the Philippines, where there was only one native member of the Church at the time, he expressed to a group of Latter-day Saint servicemen his view that "missionary work will be done in the Philippines in the future and that it will be as fruitful as it has been in many other places in the world."

Thirty-six years later, President Hinckley made his first trip to Asia as President of The Church of Jesus Christ of Latter-day Saints. The picture had changed dramatically, as evidenced by what awaited him in the Philippines: "By midafternoon on May 29, 1996, the Araneta Coliseum, where an evening fireside was to be held, was filled beyond capacity. Lines had begun to form at 7:00 A.M. for a meeting that wasn't scheduled to begin for twelve hours. The official count later indicated that at least 35,000 members had crowded into the coliseum's 25,000 seats. Many Saints had traveled twenty hours by boat and bus to reach Manila. . . . "When word reached President Hinckley that the coliseum was full and that the building manager wondered if there was any way they could begin the meeting early, he immediately said 'Let's go.' As he and Sister Hinckley entered the vast arena to find it packed with what was believed to be the largest audience in an indoor facility ever to hear a President of the Church in person, the congregation spontaneously rose to their feet, applauded, and then began singing an emotional rendition of 'We Thank Thee, O God, for a Prophet.'"

"He is a wonderful human being, and he happens to be a wonderful human being whom the Lord has tutored, and trained, and refined, and molded for this day," testifies Sheri Dew.

Siempre se puede decir, cuando se estudia la vida de un profeta, que el Señor ha tenido Su mano en la vida del profeta, desde el comienzo, dice Sheri Dew, autora de "Perseveremos con Fe". También escribió la primera biografía de Ezra Taft Benson.

El presidente Hinckley separó tiempo para entrevistas y comentarios y permitió a Sheri entrevistar a su familia, amigos personales y compañeros, incluyendo a sus dos consejeros de la Primera Presidencia y cada miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles. También dejó disponibles escritos personales, incluyendo conversaciones, registros y revistas, así como fotografías personales y familiares.

Sheri Dew ha viajado extensamente en el proceso de elaboración de esta biografía, incluyendo un viaje a las Islas Británicas y Asia para la dedicación del Templo de Hong Kong. "La obra del templo es una pasión de él", dice. "Él ha estado involucrado con la dedicación o rededicación de cuarenta y tres de los cuarenta y ocho templos existentes. Dedicar un templo en Hong Kong fue un sueño hecho realidad para él, ya que ha trabajado durante más de treinta años con los Santos allí."

Élder Neal A. Maxwell ha declarado que "el presidente Hinckley está ayudando a dirigir a la Iglesia fuera de la oscuridad... Tiene un maravilloso don que le permite expresar nuestro mensaje de una manera atractiva para toda la gente en cualquier lugar." La influencia del presidente Hinckley en el crecimiento de la Iglesia se ha hecho cada vez más evidente en los últimos años.

Cuando el Élder Gordon B. Hinckley visitó por primera vez Asia en 1960, la Iglesia tenía solo dos misiones que servían en ese vasto continente. Ramas pequeñas de los Santos, una docena aquí, veinte allí, se reunían en las salas de los miembros y espacios alquilados. No había estacas. Pero su carácter optimista le daba una visión del potencial que vendría por esparcir el Evangelio en esta zona del mundo. De hecho, en las Filipinas, donde en ese tiempo solo había un miembro nativo de la Iglesia, expresó a un grupo de voluntarios Santos de los Últimos Días, su opinión de que "en el futuro, se llevaría a cabo en las Filipinas el trabajo misional y que sería igual de fructífero como lo ha sido en muchos otros lugares del mundo".

Treinta y seis años después, el presidente Hinckley hizo su primer viaje a Asia como Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. El panorama había cambiado drásticamente, como lo demuestra la evidencia que le esperaba en las Filipinas: "A media tarde, el 29 de mayo de 1996, el Coliseo Araneta, donde se tendría una charla fogonera, se llenó más allá de su capacidad. Líneas se habían comenzado a formar a las 7:00 A.M. para una reunión que estaba planeada a comenzar en doce horas. El recuento oficial indicó que al menos 35,000 miembros habían entrado al coliseo de 25,000 asientos. Muchos Santos habían viajado veinte horas en barco y autobús para llegar a Manila...

"Cuando la noticia llegó al presidente Hinckley de que el coliseo estaba lleno y que el administrador del edificio se preguntaba si había alguna manera de que pudieran comenzar la reunión más temprano, de inmediato dijo: "Comencemos." Mientras él y la hermana Hinckley entraban en la arena, que se creía ser la audiencia más grande que había escuchado a un Profeta en vivo en un ambiente techado, la congregación espontáneamente se puso de pie, aplaudió, y luego comenzó a cantar una interpretación emocional de "Te damos, Señor, nuestras gracias." "Él es un ser humano maravilloso, y viene siendo un ser maravilloso al que el Señor ha instruido y capacitado, y refinado, y moldeado para este día", testifica Sheri Dew.